Autores: Evelyn Bigorra-Hevia, Pável Rocha-Remón, Pedro Pablo Morales-Hechevarría
Fuente: https://www.medigraphic.com/
ANTECEDENTES
La primera descripción de los tumores malignos del hueso temporal la realizaron Schwartze y Wilde en 1775, pero en esa época no fue posible la confirmación histológica. La primera gran revisión en la bibliografía de este tema la publicó Newhart en 1917 y consistía en 34 casos documentados de pacientes con diagnóstico
de carcinoma epidermoide de oído medio con enfermedad muy avanzada que conllevó a la muerte de los pacientes.
En 1954 Parsons y Lewis reportaron la primera resección subtotal del temporal como alternativa para el tratamiento de estos tumores. Posteriormente se reportaron varias series de casos por Conley y Schuller, Ariyan y colaboradores, Graham y su grupo y Schramm.
Los tumores del hueso temporal se definen como procesos neoplásicos malignos del conducto auditivo externo, oído medio y peñasco, excluyendo los cánceres de pabellón auricular, que constituyen 80% de los cánceres de oído. El término cáncer de oído abarca los cánceres de pabellón y los de hueso temporal.
Son tumores que crecen sobre el recubrimiento cutáneo y los elementos tisulares que constituyen el canal auditivo externo, el oído medio y la mastoides.
El cáncer de hueso temporal tiene incidencia aproximadamente de 1 por cada 15,000 oídos patológicos. Representan 0.2% de todos los tumores de cabeza y cuello y su incidencia se estima en una a dos personas por cada millón de habitantes, sin predominio de género, aunque varios autores han encontrado mayor incidencia
en hombres que en mujeres con proporción 2.4 a 1;9 afecta principalmente a pacientes de edad avanzada, con edad media de manifestación de 55 años.
Según el anuario estadístico de cáncer en Cuba, cuyo último corte data de 2012, las neoplasias malignas de oído medio se reportan junto con el sitio fosa nasal, por lo que se dificulta conocer su comportamiento estadístico en el país.
El cáncer de oído se vincula con la exposición solar en actividades de tipo profesional, deportivo o lúdico y la piel blanca, también está descrito el antecedente de radioterapia, sobre todo por tumores de nasofaringe.
Existe una relación muy evidente entre la otitis media crónica supurada de larga evolución y la aparición de esta enfermedad. En las series de Conley y Novak de 1960 y en la de Lewis de 1975 un porcentaje mayor de 50% de los pacientes tienen ese antecedente. Es probable que la otorrea crónica desempeñe algún papel en la aparición de la enfermedad. El consumo de tabaco no parece tener un papel significativo.
En 1965 Beal y su grupo reportaron una serie de casos en los que la exposición a radiación se relacionó directamente con la aparición de la enfermedad. Los tres grupos comunicados en riesgo de cáncer de hueso temporal por radiaciones eran pintores de esferas de relojes luminosos, pacientes que recibieron inyecciones
intravenosas o vía oral de radio y trabajadores industriales involucrados en la producción de radio. Es probable que el atrapamiento del gas radón en las celdillas aéreas mastoideas sea el factor causante. El riesgo en pacientes tratados con radioterapia de cabeza y cuello es sumamente bajo con las dosis habituales. La localización más común es el conducto auditivo externo y el tipo histológico hallado con mayor frecuencia es el carcinoma de células escamosas. Los síntomas de manifestación son a menudo muy inespecíficos e incluyen dolor, hipoacusia, otorrea, parálisis facial, adenopatía cervical y otitis externa crónica. Debido a que
estos síntomas suelen interpretarse como otitis media crónica, es muy común que el diagnóstico se efectúe tardíamente.
Hoy día la clasificación más aceptada es la de Pittsburg,15 descrita inicialmente por Arriaga en 199016 y modificada por Moody en el año 2000.17 Esta clasificación se basa en hallazgos clínicos y radiológicos.
El tratamiento del cáncer de hueso temporal se realiza básicamente con cirugía, radioterapia, y ocasionalmente quimioterapia. La técnica quirúrgica varía según el estadio tumoral. La mayoría de los autores coinciden en que los mejores resultados se obtienen con radioterapia posoperatoria. La quimioterapia es la terapéutica
inicial de los pacientes con rabdomiosarcoma de hueso temporal. Para los otros tipos histológicos de cáncer de hueso temporal, la quimioterapia tiene poco o nada que ofrecer.
El conocimiento y manejo de esta enfermedad es de extraordinaria importancia, particularmente para el otorrinolaringólogo y de forma general para todo el equipo de salud. En primer lugar, por el carácter incomprensible de esta enfermedad desde el punto de vista diagnóstico, además de su reconocida capacidad letal, con tasa alta de mortalidad debido a sus complicaciones locales, que ha variado muy poco aun en los centros de más alto nivel internacional.
En cualquier estructura sociocultural, la enfermedad por cáncer o pérdida de un ser humano por esta enfermedad resulta de forma general muy dolorosa. Tiene repercusión para toda la familia y un efecto que reaparece a través de las generaciones. Los tumores malignos del hueso temporal son poco frecuentes, la baja incidencia de estos tumores y la clínica de manifestación similar a la de otros procesos crónicos del órgano pueden implicar retraso en el diagnóstico, por tanto, desde cualquier punto de vista, constituye un problema de salud.
En Cuba, concretamente en el Instituto de Oncología, se ha venido tratando esta enfermedad con el cursar de los años de forma muy heterogénea, obteniendo resultados disímiles ante múltiples esquemas de tratamiento. Se hace imperioso estandarizar el manejo más adecuado contra estos tumores acorde con su etapa clínica, para ofrecer un servicio de excelencia. Para lograr este fin, se impone primeramente conocer cómo se ha venido comportando esta enfermedad y cuáles
han sido los resultados obtenidos con los tratamientos aplicados, lo que motiva la realización de esta investigación.
Al tener en cuenta la problemática planteada, se realizó este estudio con el objetivo de describir el comportamiento clínico, epidemiológico y conducta terapéutica de los tumores malignos del hueso temporal en pacientes atendidos en el Instituto Nacional Oncología Radiobiología de enero 2002 a diciembre 2012.
MATERIAL Y MÉTODO
Estudio descriptivo, longitudinal y retrospectivo, captados en el periodo de septiembre a julio de 2017, con el objetivo general de describir el comportamiento clínico, epidemiológico y conducta terapéutica de los tumores malignos del hueso temporal en pacientes atendidos en el Instituto Nacional Oncología Radiobiología de enero de 2002 a diciembre de 2012.
El universo estuvo constituido por todos los pacientes diagnosticados histopatológicamente con tumores malignos del hueso temporal, se excluyeron los pacientes con tumores malignos que afectaban solamente el pabellón auricular.
Las variables en estudio fueron: sexo, edad, color de la piel, síntoma inicial, tipo histológico, localización inicial, extensión de la enfermedad, etapa clínica de la enfermedad, técnica quirúrgica, modalidad terapéutica, complicaciones posquirúrgicas, estado del paciente a 60 meses.
Como etapa clínica temprana se incluyeron los estadios T1 y T2 del carcinoma epidermoide, tumores malignos epiteliales de origen glandular, tumores malignos de partes blandas con la extensión descrita en la clasificación de Pittsburg para T1 y T2. Las etapas tardías T3 y T4 del carcinoma epidermoide, tumores malignos
epiteliales de origen glandular, tumores malignos de partes blandas con la extensión descrita en la clasificación de Pittsburg para T3 y T4, además de la extensión regional y a distancia.
Clasificación de Pittsburg
T1. Tumor limitado al conducto auditivo externo, sin erosión ósea o evidencia de afectación a los tejidos blandos.
T2. Tumor limitado al conducto auditivo externo, con erosión ósea subtotal en su espesor y con limitación a tejidos blandos (menor a 0.5 cm).
T3. Tumor limitado que erosiona en forma total el espesor del conducto auditivo externo y con extensión menor de 0.5 cm a tejidos blandos, pero que involucra al oído medio y la mastoides o ambos. Con parálisis facial.
T4. Tumor ilimitado que erosiona la cóclea, el ápex petroso, la pared medial del oído medio, el canal carotídeo y el foramen yugular. Con extensión a tejidos blandos mayor de 0.5 cm, que involucra la articulación temporomandibular, el foramen estilomastoideo o ambos.
N. Estado del nódulo linfático implicado, signo de peor pronóstico y estado avanzado del paciente. (T1 N1, estadio III), y T2, T3, T4 N1 (estadio IV).
M. Estadio M1 enfermedad en estadio IV y se considera signo de mal pronóstico.
A través del paquete Microsoft Windows, SPSS versión 20.0 se realizó el análisis estadístico y las tablas de contingencia. Se preservó el cumplimiento ético de las investigaciones biomédicas promulgados en la Declaración de Helsinki y el Informe de Belmont. Se realizó la aprobación de la institución. Se garantizó la confidencialidad de la información. Se determinó estadística descriptiva, la tasa de supervivencia por el método de Kaplan-Meier.
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https://www.medigraphic.com/pdfs/anaotomex/aom-2019/aom194d.pdf
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